sábado, 25 de mayo de 2013

Wedding Spell


En ocasiones uno tiene que tomar distancia incluso de las letras, y darse tiempo para vivir….

No quiero decir que éstas estén peleadas, es sólo que cuando me dejo envolver por el día, caigo rendido por la noche con las ideas en la cabeza que poco a poco se van disolviendo con el nuevo despertar.

Estoy convencido que cuando se tiene que escribir algo, no importa que los ojos se estén cerrando hay que tomar la pluma. Escribir es una disciplina tanto o más celosa que cualquier otra.

Pero es que ha pasado TANTO que me tomará varias entradas ponerme al corriente….

Entre despedidas y bienvenidas se matizan los días y yo tomo la vida como viene, o al menos estoy aprendiendo a hacerlo. Es como si todos los statments con los que vivía hasta hace relativamente poco me los hubieran echado a una licuadora y por el momento disfruto el reacomodo.

Casualmente siempre que me alejo es cuando puedo ver las cosas desde una perspectiva diferente, en otra dimensión… no sé si mejor o peor, simplemente diferente. Y es que si, EL AMOR LO REDIMENSIONA TODO, nada más hay que tener cuidado en saber que manos son las que le darán forma a nuestro futuro más próximo, ya que por lo general en la decisiones que se toman a consecuencia del amor no hay vuelta atrás.

Concluyo que la vida es una celebración…. Y las bodas una celebración puntual.

Pareciera que mi blog tiene “a kind of wedding spell” ya que éstas siempre me hacen volver... espero que esta vez sea por más tiempo. So… Im back.

Hace 5 años en un salón de clases de La Sorbonne entró alguien con quien a partir de ese momento, hemos sido compañeros no sólo de clases, sino de vida, de risas y hoy sin duda, de uno de los días mas importantes en la vida de cualquiera.

En ese entonces mientras yo entrenaba para correr mi primer maratón, Piggy (como cariñosamente y jodonamente la llamo) se sentaba con los demás a comer crepas de Nutella en los jardines de Luxemburgo mientras yo corría alrededor.

Cuando la despedí de Paris me quedé dormido en el taxi que nos llevó al aeropuerto de la borrachera que tenía, y mientras ella me decía adiós seguramente yo roncaba.

Pero el pasado nos hace valorar más nuestro presente, nos sirve para medir y caer en cuanta que hoy, nuestras vidas son diametralmente diferentes. Ella entrena para sus primeros 42 kms., tiene 10 kilos menos y en unas horas… se casa.

Sin duda, uno de los grandes regalos que nos da el paso del tiempo es ser testigos, testigos de cientos de cápitulos de aquellos que nos rodean y de nosotros mismos, que de nada sirven si no es para sumarnos al menos sonrisas.

“Cuando sabes que es la pareja de tu vida vas a sentir paz”…. Me quedo con eso marrana, deseándote toda la felicidad que sean capaces de construir.

Tengo ganas de vivir…. Esto cada vez se pone mejor.

Y es que la felicidad cada quien la construye con sus propias manos de manera que quepa en el cajón del alma.